PARA APRENDER

El otro día en mi casa estaba pintandome las uñas y le pedí a mi hermana que me las retocara para quitarme el esmalte que sobraba, el caso es que mientras me retocaba me dió en una herida con el quitaesmalte (cosa que duele mucho :D) y le dije que me dolía, y me contestó más o menos lo siguiente: "Eso es para que aprendas a no hacerte eso en los dedos".
Entonces vino a mi mente: "A veces Dios permite cosas que nos pueden doler para que seamos correjidos" y hasta a veces nosotros le decimos que pare porque nos duele pero Él sabe lo que es mejor para nosotros y que es para nuestro bien para que podamos ser correjidos, sanados, fortalecidos o sea cuál sea el trato que Dios tenga que hacer con nuestras vidas.
Y pensando en esto me venía a la mente el siguiente versículo que está en Hebreos 12:6 y dice: "Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo aquel que recibe por hijo".
La verdad es que hay muchas cosas que debemos correjir en nuestras vidas, y como a veces somos tan orgullosos, Dios tiene que hacer cosas en nuestras vidas para que recapacitemos. Hoy en día más que nunca podemos ver como hay tantas cosas en las iglesias, como nuestras vidas están apagadas, y debemos darnos cuenta que Cristo viene y que la iglesia está dormida. Creo que es tiempo de que estemos preparados para el regreso de Jesús a la tierra; así que permitamos a Dios que corrija nuestras vidas aunque a veces duela para que ese día cuando regrese estemos sin nada que nos impida estar preparados.

Porque como digo siempre Jesús nos ama y quiere lo mejor para nosotros así que si pasamos cosas en nuestras vidas que a veces no nos gustan, recordemos que son para correjir lo que hay en nuestro interior. 
Así que examinemos y dejemos que Dios nos corrija, sane o haga todo aquello que tenga que hacer para que nuestras vidas sean pulidas.

Y si estás leyendo esto y no has aceptado a Jesús en tú corazón dile las siguientes palabras:

Señor Jesús, creo que moriste en la cruz por mí, y que soy pecador pero me arrepiento de todos mis pecados, lávame con tu sangre y escribe mi nombre en el libro de la vida, para que yo pueda ser un hijo tuyo y el día que regreses pueda irme contigo. En el nombre de Jesús, amén.